Beth Martínez

Mi historia

Cuando era pequeña, cada vez que me preguntaban qué quería ser de mayor, siempre respondía algo distinto: quiero ser actriz, cantante, camarera, bailarina, maestra, azafata, doctora… Era muy pequeña y me encantaba soñar.

A medida que he ido creciendo, estos sueños no han hecho más que aumentar, pero tenía que escoger un camino seguro para continuar con mis estudios. Todo iba encaminado a que haría el bachillerato social para estudiar la carrera de magisterio, pero justo el año que tenía que escoger, mi padre tuvo un trombo en la arteria pulmonar izquierda, todo pasó muy rápido y no pudieron hacer nada. Él murió y mi mundo se trastocó por completo.  Fue entonces cuando decidí que tenía que dedicarme a lo que realmente me hacía feliz, porque nunca sabemos cuándo nuestra vida acabará, y lo que realmente me llenaba el corazón era la interpretación delante de cámara.

Así que me decante por el bachillerato escénico, empecé a hacer cursos de interpretación delante de cámara y allí fue cuando empecé a sentirme viva. Cada vez que me ponía delante de la cámara para realizar una escena, un monólogo o simplemente un ejercicio, era cuando realmente podía ser yo misma.

Después del bachillerato, me tomé un año sabático para terminar de curar la pérdida de mi padre y todo lo que esta había provocado. Durante este año me distancié muchísimo de la interpretación y sinceramente creía que me costaría mucho volver a realizar una escena, pero no fue así, fue ponerme delante de la cámara y volver a sentirme viva. 

La circunstancia que experimenté me convirtió en la persona que actualmente soy: soy diligente, empática, trabajadora, entusiasta, fuerte, organizada, responsable y risueña. Sin embargo, siempre me encuentro presente para mi familia, amigos y compañeros de trabajo.

A día de hoy estoy estudiando un doble grado en educación infantil y primaria, y estoy muy feliz, porque aunque no dedique al 100% de mi tiempo a la interpretación, es algo que disfruto mucho haciendo.